viernes, 6 de julio de 2012

Bienvenidos Lectores de la Palabra de Dios.

Nuestra Misión

El lector viene a ser como el intermediario de Dios entre su Palabra revelada y el pueblo. Su función consiste en hacerse mensajero y portavoz de la palabra de Dios. El lector litúrgico será el último eslabón para que la palabra de Dios llegue a su pueblo ofreciendo su voz, sus recursos de interpretación para que se realice esta encarnación de la Palabra. El lector también participa de la misión profética de Cristo puesto que es un signo vivo de la presencia del Señor.





Oración de Un lector de la Palabra de Dios



Te doy gracias señor 

Porque, a pesar de mi pequeñez y debilidad 


Te sirves de mí 


Para ser escuchado en medio de la asamblea

Por hacerme digno de proclamar tu mensaje 


Por regalarme el don de la voz 


Para pregonarlo 


Por dejar que me acerque 

Hasta la huella de tu presencia 

Que es tu palabra. 



Te doy gracias, señor, 

Porque a pesar de mi fragilidad 


Tu palabra puede más que mis pecados 


Tu gracia más que mis faltas 

Tu llamada más que mis imperfecciones 


Tu espíritu más que la hechura de mi carne


Gracias, señor, 

Por hacerte presente 


A través de mis cuerdas vocales 


Por ser cauce entre ti y mis hermanos 


Entre el cielo y la tierra 

Entre el altar y la asamblea. 

Por permitirme, en mi torpeza, 

Ser instrumento de tu perfección divina 

Humanidad a tu servicio 

Entrega puntual y comprometida

Por todo ello 

Gracias te doy señor. Amen



Lecturas de la Semana


Domingo XIV del tiempo Ordinario


Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Ezequiel (2,2-5)
En aquellos días, el espíritu entró en mí, hizo que me pusiera en pie y oí una voz que me decía:
“Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados.
A ellos te envío para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos”.
Palabra de Dios.
►Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 122
►Ten piedad de nosotros, ten piedad.

En ti, Señor, que habitas en lo alto, fijos los ojos tengo, como fijan sus ojos en las manos de su señor, los siervos.
►Ten piedad de nosotros, ten piedad.

Así como la esclava en su señora tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros.
►Ten piedad de nosotros, ten piedad.

Ten piedad de nosotros, ten piedad, porque estamos, Señor, hartos de injurias; saturados estamos de desprecios, de insolencias y burlas.
►Ten piedad de nosotros, ten piedad.

Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta Del Apóstol san Pablo a los Corintios (12,7-10)
Hermanos:
Para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de esto, pero él me ha respondido: “Te basta mi gracia, porque mi poder se manifiesta en la debilidad”.
Así pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por Cristo,
porque cuando soy más débil, soy más fuerte.
Palabra de Dios.
►Te alabamos, Señor.


Evangelio
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (6,1-6)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro:
“¿Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?”
Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo:
“Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”.
Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
►Gloria a ti, Señor Jesús.

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